Esta teoría está basada en la agrupación que hizo Maslow sobre las distintas necesidades humanas, las cuales clasifica en cinco niveles:
Cada persona, según Maslow, tendría que satisfacer las necesidades más básicas, que empiezan en la base de la pirámide, para ir avanzando hasta el vértice y llegar a lo que llama el nivel de "autorrealización", en el cual la persona habría culminado el sentido de su vida.
En cuanto a la formación, sabemos que la motivación del alumnado es un aspecto esencial para alcanzar con éxito los objetivos. El formador-tutor deberá desarrollar técnicas que consigan despertar la motivación de sus alumnos/as y mantenerla y encaminarla por los distintos contenidos del curso. Si nos basamos en la pirámide de Maslow, nuestra misión como formadores consistirá en cubrir las necesidades de los alumnos/as empezando desde las más básicas.
Procuraremos que satisfagan sus necesidades de seguridad: aclarando siempre el recorrido del curso, exponiendo con claridad los objetivos... que el alumno se sienta por camino seguro. Para continuar trataremos de cubrir sus necesidades de afiliación, procurando que se sienta parte del grupo de formación, se comunique de forma eficaz y satisfactoria con sus compañeros y reciba el feedback de los demás integrantes del grupo. También tendremos en cuenta sus necesidades de autoestima, valorando todas las aportaciones personales que el alumno realice, resaltando su participación, su esfuerzo y su trabajo. Por último, el alumno se situará en la cima de la pirámide, seguro de si mismo y habiendo alcanzado los objetivos planteados en la acción formativa, por tanto, se sentirá autorrealizado.
En resumen, como formadores no podemos olvidarnos de un aspecto tan relevante como la motivación, ya que si ésta falla será bastante difícil cumplir con éxito los objetivos.
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